martes, 6 de noviembre de 2018

Hidratación Deportiva y Sodio


AGUA DE LA DIETA Y REQUERIMIENTOS DE SODIO PARA ADULTOS ACTIVOS

W. Larry Kenney, Ph.D., FACSM | Profesor, Fisiología y Kinesiología | Universidad del Estado de Pensilvania | University Park | PA


PUNTOS CLAVE

• Las recomendaciones del 2004 de consumo de agua y sodio del Instituto de Medicina (IOM por sus siglas en inglés) de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos están dirigidas principalmente a americanos sedentarios. Estas recomendaciones de consumo de agua y sal no deben de aplicarse a los atletas.

• Los atletas que siguen al pie de la letra las recomendaciones del IOM realmente pueden ponerse en riesgo de disminuir sin intención su rendimiento e incluso de presentar consecuencias adversas de salud.

• Las necesidades diarias de líquido en atletas frecuentemente son muy grandes, y confiar solamente en la sed para mantenerse bien hidratado llevará a una hipohidratación persistente.

• El volumen de líquido consumido por los atletas durante, y especialmente después del ejercicio, debe basarse en el volumen de líquido perdido en el sudor. El consumo de líquido recomendado puede estimarse como la diferencia entre el peso corporal del atleta antes y después de la actividad.

• La variabilidad de las pérdidas individuales de sodio por sudor durante el ejercicio es extremadamente grande. A menos de que la restricción de sodio haya sido recomendada a un atleta en particular por razones de salud, los atletas deben adicionar sal a sus alimentos libremente y consumir bebidas deportivas que aporten sodio y otros electrolitos necesarios.


Cómo cubrir las necesidades diarias de líquido

El reto de identificar con precisión y claridad las guías de la población general de consumo de nutrientes es evidente en esta declaración del reporte de las Ingestas Nutrimentales de Referencia (DRI): “...en base al día a día, el consumo de líquidos inducido por la sed y el consumo de bebidas en las comidas, permite mantener el nivel de hidratación y el agua corporal total a niveles normales” (Institute of Medicine, 2004, p. S-5). Esta declaración aparentemente simple es a la vez correcta, incorrecta y algo engañosa. La parte correcta de esta declaración es que, en base a lo diario, la mayoría de los adultos saludables consumen suficiente agua de una variedad de bebidas (aportando alrededor del 80% de las necesidades diarias de agua) y comiendo alimentos (que aportan el 20% restante) para mantener la salud y una función fisiológica apropiada.

La parte incorrecta de la declaración es que la sed determina cuánto bebemos día a día. En realidad, es en gran parte el comportamiento y no la sed, el que dicta el consumo diario de líquido (Phillips et al., 1984). Bebemos cuando comemos, cuando pasamos por una fuente de agua o por el refrigerador de la cocina, y bebemos cuando hay líquidos fríos de sabor agradable fácilmente disponibles, como en reuniones sociales, fiestas y reuniones de trabajo. La sed prácticamente no tiene nada que ver con este tipo de cálculo de entrada y salida de líquido. Llegamos a estar sedientos cuando nuestros cuerpos sienten ya sea una disminución en el agua corporal (percibida como un bajo volumen sanguíneo) o, más frecuentemente, un aumento en la concentración de sodio (principalmente percibida por las células del cerebro). Por lo tanto, experimentamos la sensación de sed sólo cuando nuestros cuerpos están estresados por pérdidas bastante significativas de líquido o cambios en el nivel de sodio (ambas pueden ser modificadas por privación de líquido, sudoración prolongada, diuresis, diarrea y vómito). Aún cuando sentimos sed, la sensación no está bien correlacionada con las necesidades de líquido del cuerpo (Hubbard et al., 1984). Tanto el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM por sus siglas en inglés) y la Asociación Nacional de Kinesiólogos (NATA por sus siglas en inglés) distribuyeron boletines previniendo a las personas físicamente activas en contra de “permitir que su sed los guíe”. Mejor dicho, el mensaje de salud claro e importante debe ser que la sed sola no es el mejor indicador de deshidratación o de las necesidades de líquido del cuerpo, un hecho que es particularmente cierto durante el ejercicio.

La parte engañosa de la declaración, o al menos una que se presta por si misma a la mala interpretación, es exactamente qué significa realmente “en base a lo diario”. La sección del resumen del reporte del IOM sí afirma que, “Dada la variabilidad extrema en las necesidades de agua que están basadas no sólo en las diferencias del metabolismo, sino también en condiciones ambientales y en la actividad, no existe un nivel único de consumo de agua que asegure una hidratación adecuada y una salud óptima para la mitad de todas las personas aparentemente saludables en todas las condiciones ambientales” (Institute of Medicine, 2004, p. S-4). (Por esta razón, no puede establecerse el Requerimiento Promedio - EAR- de agua).

Sin embargo, tanto el ACSM como la NATA tienen la fuerte impresión de que tal advertencia no es suficiente para convencer a la población de adultos activos de que ingerir líquidos antes, durante y después del ejercicio, deporte, trabajo físico, u otras ocasiones de incremento de la actividad, es una parte importante de la regulación de la temperatura corporal y del mantenimiento de la función cardiovascular.

La deshidratación resultante del reemplazo inadecuado de los líquidos durante el ejercicio puede llevar a perjudicar la disipación del calor, lo cual puede elevar la temperatura corporal central y aumentar la tensión en el sistema cardiovascular (Montain & Coyle, 1992; Nadel et al., 1979). La deshidratación es una amenaza potencial para todos los atletas y las personas que se ejercitan por recreación, especialmente para aquellos que no están aclimatados para la actividad ardua en ambientes cálidos. Para reducir al mínimo la posibilidad de golpe de calor y otras formas de complicaciones por calor, los expertos del ACSM y la NATA recomiendan que las pérdidas de agua por sudoración durante el ejercicio sean remplazadas a un ritmo cercano o igual a la tasa de sudoración (American College of Sports Medicine, 1996; National Athletic Trainers Association, 2000).

La mejor forma de lograr esto, que es a la vez la más fácil, es que los atletas se pesen por si mismos antes y después de una sesión de ejercicio. La pérdida de peso indica la prese
ncia de deshidratación y la necesidad de incrementar el consumo de líquido durante futuras sesiones de ejercicio. La ganancia de peso es una señal de que se debe beber menos.

Confiar en la sed es un consejo especialmente malo para los adultos mayores que se ejercitan. Con la edad, la sed llega a ser un indicador aún más pobre de las necesidades de líquido del cuerpo. Para un determinado nivel de deshidratación, los adultos mayores exhiben tanto una reducida sensación de sed como un consumo reducido de líquido.


Recomendaciones del IOM de consumo diario de agua

Debido a que no se pueden establecer los valores de Requerimiento Promedio (EAR) y la Ingesta Diaria Recomendada (RDA) para el consumo diario de agua, por las grandes variaciones en las necesidades de agua en la población, el panel del IOM estableció valores de Consumo Adecuado (AI) de 3.7 L/día en hombres (el equivalente a 16 tazas de líquido) y 2.7 L/día para mujeres (alrededor de 12 tazas). Estos valores representan una cierta mejoría, en comparación con la Ingesta Diaria Recomendada (RDA) de 1989 (National Research Council, 1989. Para las personas físicamente activas, las necesidades diarias de líquido frecuentemente exceden los 3-4 litros por día y algunas veces pueden exceder los 10 litros por día (Institute of Medicine, 2004, p. 4-51). Cuando la pérdida de agua corporal es grande (como es el caso típicamente cuando se suda por más de 2 horas por día), es importante mantenerse al tanto del nivel de hidratación. Existen métodos de laboratorio para evaluar los indicadores de hidratación (a saber, la osmolalidad del plasma, la gravedad específica de la orina y la dilución de óxido de deuterio), pero los atletas pueden confiar en una recomendación simple y práctica. Los atletas involucrados en entrenamiento intenso acompañado de sudoración profusa deben registrar los pesos corporales después de orinar cada mañana y monitorear el color de la orina. Si el peso corporal ha disminuido más de 0.5 kg (alrededor de 1 libra) con respecto al día anterior y si el color de la orina es más parecido al jugo de manzana (oscuro) que a la limonada (claro, casi transparente), es probable que haya deshidratación (Institute of Medicine, 2004, p. 4-24, 4-26) y el atleta debe poner mayor atención al consumo de líquido durante el día.

El reporte del IOM también hace mención de los peligros potenciales del consumo excesivo de líquido, lo que puede, en extremo, provocar una concentración baja de sodio en sangre o hiponatremia (Murray et al., 2003). Aunque es muy raro que la hiponatremia ocurra, es una condición peligrosa que puede surgir cuando los atletas beben demasiada agua, diluyendo el sodio del cuerpo. Es más frecuente verlo en ejercicio de resistencia, como en maratones y triatlones.

El agua y las bebidas deportivas no son peligrosas para los atletas cuando se consumen como se recomiendan, en volúmenes que se acerquen a las pérdidas por sudoración. Sin embargo, el agua apaga la sensación de sed antes de que se alcance la reposición del líquido corporal, así la sed no debe de ser el único determinante de cuánto líquido se consume bajo tales condiciones. El consumo de una bebida deportiva con una cantidad adecuada de sodio (al menos 100 mg/240 ml) estimula a continuar bebiendo, reemplazando más adecuadamente las necesidades de líquidos y electrolitos del individuo activo.


Cómo cubrir las necesidades diarias de sodio

Como es el caso de las necesidades diarias de agua, las necesidades diarias de sodio también pueden variar ampliamente, especialmente para los atletas.

Para los individuos sedentarios, la principal ruta de pérdida de sodio es por medio de la orina.
De manera similar a las recomendaciones de consumo de líquido, las guías del IOM del consumo diario de sodio no deben ser aplicadas a la mayoría de los atletas. Se debe animar a los atletas a adicionar sal libremente a sus alimentos y a consumir bebidas deportivas cuando estén aclimatándose al calor o cuando estén ejercitándose en condiciones de calor. Aunque la disminución del sodio total en la dieta puede ser un consejo sano para el público sedentario, los atletas tienen una necesidad especial de reponer las reservas de sodio. Lo último que debe hacer un jugador de fútbol que inicia entrenamientos dos veces al día en Agosto es reducir drásticamente el consumo de sodio.

Los atletas necesitan más sodio porque lo pierden más en el sudor.

La variación de las pérdidas de sodio en el sudor de los atletas es grande porque algunos atletas son sudadores salados y otros no lo son. El sudor es más salado durante las primeras etapas de entrenamiento y aclimatación al calor que después de que un atleta está bien acondicionado y totalmente aclimatado al ejercicio en el calor.


Cómo cubrir las necesidades diarias de potasio y sulfato

La ingesta adecuada de potasio es importante para disminuir la presión sanguínea, aminorar los efectos adversos del consumo de sal sobre la presión sanguínea, reducir el riesgo de cálculos renales, y potencialmente para reducir la pérdida de hueso (Institute of Medicine, 2004, p. S-7). Se apuntó que el potasio de las fuentes de frutas y vegetales es deseable porque el potasio generalmente está unido al citrato. El citrato actúa como un amortiguador y ayuda a proteger a los huesos de la desmineralización inducida por el ácido (de este modo también protege en contra de la formación de cálculos renales).

La concentración de potasio en sudor rara vez excede de 10 mmol (390 mg)/litro. La mayoría del potasio en el cuerpo es intracelular, y el contenido total de potasio en el cuerpo es muy grande, así, el potasio del sudor representa sólo un porcentaje relativamente pequeño del potasio disponible. Sin embargo, no hay duda de que la sudoración incrementa los requerimientos de potasio de la
dieta. Por esta razón, se debe alentar a los atletas a consumir frutas, vegetales y jugos altos en potasio.

Los requerimientos de sulfato de la dieta son fácilmente cubiertos al consumir aminoácidos que contienen azufre. A diferencia que en el caso del sodio y el cloro, el sudor contiene poco sulfato y no constituye una vía de pérdida significativa de sulfato. Hay cientos de compuestos que contienen azufre en el cuerpo, y se requiere un consumo adecuado de sulfato de las proteínas de los alimentos, agua y bebidas para remplazar las pequeñas cantidades perdidas en orina y heces.

jueves, 23 de agosto de 2018

Sobrecarga de Hidratos de Carbono para Carreras de Resistencia


Sabemos que los Hidratos de Carbono (CHO) son el combustible principal para casi cualquier competencia o actividad deportiva; por un lado, por su utilización directa para obtener energía, ya sea de forma aeróbica o anaeróbica; y por otro, porque para oxidar las grasas que también nos permitirán obtener energía, también los hidratos, jugarán un papel clave.


                Partiendo de esta premisa, es importante maximizar, a través de diferentes métodos de entrenamiento, las reservas de CHO para que nuestro organismo logre acumular la mayor cantidad posible. El punto es que las cantidades que nuestros músculos e hígado pueden reservar en forma de glucógeno, son limitadas, y se encuentran alrededor de entre 300g y 400g,  dependiendo además, de varios factores.

                Aproximadamente, ya que esto dependerá de la intensidad de carrera, temperatura, humedad, etc., nuestro cuerpo necesita para preservar las reservas de Hidratos de Carbono, según Jeukendrup unos 60 gramos por hora en carreras de entre 1 y 2 horas, o, unos 90 gramos por hora en carreras de más de 3horas. Es de tener en cuenta, que algunos estudios adjudican la aparición del “muro” a una depleción notoria de las reservas de Carbohidratos, lo cual también tendría relación con una mayor acumulación de Lactato.

                Si bien durante las carreras o competencias, es bueno, y necesaria, la reposición de CHO a partir de la ingesta de bebidas deportivas, geles, o algún otro alimento rico en carbohidratos para preservar sus reservas hepáticas, hace ya algunos años se ha experimentado con generar una sobrecompensación de las reservas de glucógeno previa a la competencia, para partir con una carga mayor de los mismos. De más está decir que dicha carga “extra”, es momentánea, y sólo dura unos pocos días.

                Se han probado varios métodos, y se ha encontrado una mayor efectividad cuando dicha sobrecarga se aplica a competencias de una duración mayor a los 90 minutos, en las de entre 45 y 90 minutos, no se han hallado beneficios significativos. Entre los màs destacados, se encuentran dos:
-          Método tradicional modificado: consiste básicamente en disminuir notoriamente el esfuerzo del entrenamiento durante los últimos 3 días previos a la competencia, e incrementar de forma importante la ingesta de CHO durante los mismos días.
-          Método Fairchild: aunque bastante más osado, y probablemente para atletas que conocen muy bien el funcionamiento de su cuerpo. Consiste en el día previo a la carrera, y luego de una entrada en calor, correr durante 2’30’’ al 130% del VO2pico, el cual se completa con 30’’ de un sprint final. Luego, se debe llevar por 24hs, una dieta elevada en Hidratos de Carbono (10,3g por kg de peso).

Es importante recordar que, como toda nueva experiencia, debe ser probada previamente en situación de entrenamiento, para evaluar sus posibles beneficios o sus inconvenientes.


Martín A. Pan
Prof. Nac. de Educación Física




jueves, 24 de mayo de 2018

Falta de Rendimiento Deportivo - Fatiga Muscular

Fatiga Muscular

La fatiga muscular expresa una disminución aguda del rendimiento que incluye tanto al incremento en la percepción del esfuerzo para realizar un entrenamiento, como la incapacidad eventual para realizar esa tarea. En este artículo nos referiremos a la fatiga muscular.

Aunque son muchos los estudios aue se han dedicado a estudiar las bases fisiológicas de la fatiga muscular, aún se sigue debatiendo el origen y cuáles son los factores que la desencadenan.

En primera instancia distinguiremos entre fatiga y extenuación. Fatiga se refiere a la disminución en la capacidad de generar un esfuerzo y que se desarrolla gradualmente durante un ejercicio, como cuando intentamos elevar la velocidad (a una ya incorporada) y no nos es posible; mientras que la extenuación aparace cuando no podemos desarrollar y mantener una determinada intensidad de entrenamiento (también ya conocida por nuestro cuerpo).

En cuanto al origen de la fatiga podemos intentar localizarla en:

1.El nervio motor: la mayoría de los estudios sobre entrenamiento coinciden en que difícilmente el nervio motor sea el lugar de aparición de la fatiga muscular.

2.La unión neuromuscular: espacio donde el estímulo nervioso se transmite al músculo para producri el movimiento. En este caso es más frecuente que la fatiga ocurra en las fibras motoras rápidas, que se encargan de la velocidad. Se ha comprobado que en las situaciones de fatiga existe una disminución en la liberación de neurotransmisores encargados de “comunicar” el estímulo.

3.Los mecanismos de contracción muscular: se implican varios factores dentro de este mecanismo.
  • La acumulación de ácido láctico que provoca una disminución en el PH
se altera el proceso de excitación-contracción dentro del músculo que genera el trabajo muscular.
la acidosis inhibe la actividad enzimática que provoca una disminución en la cantidad de energía muscular.

Si los hidrogeniones que aumentan la acidez pasan de la sangre al Sistema Nervioso Central, puede provocar dolor, nauseas y vómitos. A nivel de la sangre, los hidrogeniones pueden dificultar la combinación de oxígeno con la hemoglobina en el pulmón, limitando la cantidad de oxígeno a utilizar por el músculo; y limita la liberación de ácidos grasos libres a la circulación.
  • Deplección de glucógeno muscular. Este hecho estaría circunscrito a entrenamientos de resistencia de larga duración. El aporte de glucosa hacia el músculo puede estar limitado por una deplección del glucógeno hepático, de esta forma la cantidad de glucosa existente es inferior a la necesaria, no solo para los músculos activos, sino también para otros órganos, como por ejemplo el cerebro. Esta caída de la glucemia provocará un aumento en la sensación subjetiva del esfuerzo debido a la falta de aporte de glucosa al Sistema Nervioso y a la incapacidad de oxidar la suficiente cantidad de grasas por la misma disminución de glucosa.
  • Otros factores. La disminución en el aporte de oxígeno puede causar o precipitar la fatiga por el incremento en las concentraciones de lactato causado por la incapacidad de oxidar la suficiente cantidad por la misma falta de oxígeno.
4.El Sistema Nervioso Central: se ha observado que durante las pausas pasivas de recuperación entre series, el Sistema Nervioso Central envía señales inhibitorias a los músculos activos, generando la sensación de no poder continuar con la actividad.

Estas son algunas de las posibles causas que pueden provocar desde la fatiga a la extenuación muscular; es importante para evitarlas llevar un entrenamiento adecuado que respete los procesos de recuperación y adaptación, ya sean pasivos o activos.



Prof. Martín A. Pan





Fuente: Fisilogía del ejercicio – López Chicharro / Fernández Vaquero – Ed Médica Panamericana

viernes, 9 de febrero de 2018

Hidratación Pre, Intra y Post Ejercicio


1.    Estrategias pautadas por el American College of Sport Medicine para la reposición de líquidos pre, intra y post esfuerzo

Pre Ejercicio: 
             
             El objetivo es iniciar la actividad en estado de euhidratación y con niveles normales de electrolitos.

            Si el individuo se encuentra con deficiencias de líquido o electrolitos, puede ser necesario un programa agresivo de hidratación previa, donde en las 4hs previas, deberá tomar bebidas lentamente (5 a 7ml/kg). Si en esas 4 horas no produce orina, o es de color oscuro, en las 2hs previas, tomar bebidas lentamente entre 3 a 5 ml/kg.

            El consumo de bebidas con sodio y/o pequeñas cantidades de snacks salados, estimularán la sed y ayudarán a retener líquidos.

            La hiperhidratación no aporta ventajas en cuanto al rendimiento, y estimulará la necesidad de orinar durante la competencia, a riesgo también de diluir excesivamente el sodio en plasma y derivar en hiponatremia.

Una forma de ayudar a promover el consumo de líquidos es tener en cuenta la palatibilidad y temperatura de los mismos.


Durante el Ejercicio: 

            El objetivo: prevenir la deshidratación excesiva (>2% del Peso Corporal), y los cambios excesivos en el equilibrio de electrolitos para mantener el rendimiento.

            La cantidad y la tasa de reposición de líquidos va a depender de la tasa de sudoración individual, de la duración del ejercicio, y de las oportunidades para beber. Se debe beber siempre que se pueda, sin llegar a estar excesivamente hidratado. Especial atención a la tasa de sudoración en actividades que superen las 3 horas.

            Se sugiere que las bebidas deportivas contengan entre 20 y 30 meq/l de sodio; 2 a 5 meq/l de potasio; y entre 5 y 10% de carbohidratos. El sodio y potasio para reponer las pérdidas por sudor; el sodio a su vez, estimulará la sed; y los carbohidratos aportarán energía para mantener el rendimiento, sugiriéndose entre 30 a 60g/h para mantener constantes los valores en sangre, una concentración mayor enlentecerá el vaciado gástrico, por lo que es importante que su concentración en una sola ingesta no exceda del 8%.


Después del Ejercicio: 

              El objetivo es reponer completamente la deficiencia de líquido y electrolitos.

            La agresividad de la reposición dependerá de la velocidad en que la rehidratación deba completarse y la magnitud de la deficiencia de líquidos y electrolitos. Si el tiempo para la reposición, y las oportunidades lo permiten, la ingesta de alimentos normales con cantidades suficientes de agua, bastará para reponer lo perdido por sudor.

            No reponer suficientemente las pérdidas de sodio evitará regresar al estado de euhidratación y estimulará la producción de orina. El consumo de sodio en el período de recuperación ayudará a retener líquidos ingeridos y estimulará la sed.

            La sobrecompensación de líquidos debe hacerse en un 150% del volumen perdido por sudor, y se compensará también las pérdidas por orina.

            Cuando sea posible, los líquidos deben ser ingeridos lentamente, y espaciados en el tiempo, en cantidades pequeñas.

            Pérdidas mayores al 7% del PC, justifican la rehidratación por vía intravenosa.