El incremento de la velocidad tanto al correr como al pedalear se debe a la conjunción de distintas variables, que al actuar en conjunto nos permiten mejorar nuestros tiempos.
Entre estas variables hay una en particular que es imposible de mejorar con el entrenamiento, la composición y distribución de nuestras fibras musculares, las cuales genéticamente nos son dadas, y a lo más que podemos aspirar es a aumentar su eficacia.
Hecho este recordatorio, y ya en lo práctico del entrenamiento, la velocidad se va a ver aumentada por una mejora Técnica, y por los incrementos de Fuerza (potencia en realidad) tanto en lo específico de nuestras piernas, como en la totalidad del cuerpo.
Por otro lado, los entrenamientos en velocidad logran un aporte importante en los sistemas de tamponamiento y aprovechamiento del Lactato, lo cual nos permite correr o pedalear durante más tiempo y a más velocidad.
A modo de pequeña síntesis, el aumento de la velocidad se debe a una mejora en la calidad técnica del movimiento y al incremento de la potencia muscular; sin olvidarnos de los componentes genéticos que nos son imposibles de modificar. Pero a su vez, podemos utilizar los entrenamientos de velocidad para mejorar varios aspectos de índole fisiológico y metabólico, los cuales, sumados a los técnicos, nos garantizarán no sólo un incremento en la velocidad, sino poder mantenerla por más tiempo.
Ahora bien, ¿Cómo entrenamos estos componentes? En cuanto a la velocidad específicamente hablando, empezaremos por trabajar los movimientos técnicos. Junto con ellos, o en forma solapada, la velocidad en sí misma, a través de ejercicios y movimientos de alta intensidad, corta duración y una importante cantidad de repeticiones; respecto de la recuperación entre cada repetición, deberá ser completa; la idea es estar prácticamente en las mismas condiciones iniciales, ya sea que la hagamos pasiva o activa. Respecto de la hipertrofia que nos permita una mayor potencia, podremos recurrir a los trabajos de pliometría o a la musculación en algún gimnasio donde sepan darnos el seguimiento adecuado. Poco a poco iremos incrementando la duración de estas pasadas y reduciendo la intensidad y número de repeticiones; lo cual nos conducirá a aplicar la velocidad a distancias más prolongadas.
Otro recurso a utilizar son las llamadas progresiones, que se refiere al incremento de velocidad en forma paulatina y estable, a diferencia de las pasadas donde la velocidad se incrementa en forma lineal para luego mantenerla hasta el final de la distancia a cubrir. En las progresiones, los incrementos se dan por segmentos, llegando en los últimos tramos a la velocidad máxima. Respecto del incrementos de distancias y tiempos de recuperación, seguiremos los mismos lineamientos que para las pasadas de velocidad.
Si bien, como decíamos al inicio, los entrenamientos de pasadas o progresiones pueden ser utilizados para mejorar los mecanismos de tamponamiento del lactato a partir de la reducción de los tiempos de recuperación entre repeticiones, puede utilizarse para cubrir el mismo objetivo los entrenamientos intervalados. Teniendo en cuenta el objetivo buscado, los ejercicios se llevarán adelante sobre una distancia prolongada y en forma continua, sin cortes; en ese proceso se intercalarán en forma alternada momentos de alta, media y baja intensidad, su orden de ubicación dependerá de lo buscado.
Estas propuestas metodológicas para el entrenamiento tienen muchos matices que en la implementación será el entrenador quien las ordene y de forma, pero todos ellos apuntan a mejorar no tanto nuestra velocidad en distancias cortas, sino en las distancias medias y largas.
Martín A. Pan
Prof. Nac. de Educ. Física
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